lunes, 14 de octubre de 2013

Antojos, o la dulce tortura de lo inesperado

Procura que los antojos sean saludables.
Fuente: http://bit.ly/1bQQ3xv
Es muy probable que nada de lo que hayas hecho hasta ahora te prepare para lo que significa interpretar y/o satisfacer los antojos de tu señora. Sí, tu mujer, esa cándida criatura, tendrá un deseo irrefrenable de consumir ciertos alimentos, algunas veces en rara combinación con otros, de un lugar en específico y, si tienes mala suerte, a una hora inoportuna.

¿Por qué existen los antojos?

Nadie sabe. El Internet está plagado de teorías acerca de por qué a las señoras se les ocurre tal o cual cosa. Están los que dicen que a pesar de tener una dieta increíblemente correcta, de pronto les falta da ganas de comer una plato que probaron hace 5 años en otra ciudad. Y vos, claro ¡plop! 


Otras teorías mencionan que lo que ellas quieren es atención. Así que, si la tratas bien, no debería pasar nada. También que el niño en crecimiento necesita glucosa y que el cerebro va a pasar la info de que se necesita glucosa y así como si nada aparecerás buscando chocolate a la media noche. [1]

Antojos de qué

Si nunca has escuchado acerca de las combinaciones raras, aquí te van algunas con horas y condiciones de la mano de mis buenas mamás chukutas que entre risa y seriedad comentaron sus historias:

  • Plátano con llajhua. No una, sino varias veces.
  • Jugo de lucma, a las 3 de la mañana después de levantarse de un sueño "raro". Como nuestro buen papá chukuta en cuestión cogió la sábana y siguió el sueño, terminó despertando de nuevo bajo amenaza de divorcio y saliendo de la cama con dirección a la cocina para ver lo que podía hacer. (No, por alguna razón, ella no podía salir y hacerse el jugo sola.)
  • Colizas con nata de la Perez Velasco. Quién sabe de dónde, porque la susodicha no recordaba haber comido allí. Es díficil conseguir colizas en la Perez Velasco, especialmente con nata de leche a la ¡media noche! El antojo insatisfecho dejó a la mamá chukuta errante y malhumorada por una semana.
  • Ají de racacha en los agachados. Nuestra mama chukuta en cuestión terminó sentada en los agachados de algún lugar de la Buenos Aires. Ojo, que esta parejita es de fifirisnais tirando a bien jailona.
  • Silpancho cochabambino de Quillacollo. Comentan que la pareja ya estaba en Vinto en el auto cuando a la señora se le ocurrió que no podían irse sin haber comido silpancho, de Quillacollo, de una vendedora con foco. Como era las 4pm, tuvieron volver y esperar hasta que alguna abriera. El marido, claro, todo bonachó, tuvo que manejar hasta La Paz de noche, con todos los buses con luces altas por delante.
  • Tiza, de la del colegio, la blanquita. Nadie sabe por qué, pero una mamá chukuta entró a un colegio a hacerse regalar una tiza de los profesores. Solo pasó una vez y nadie habló más al respecto(¡qué grave de miedo!).
La lista sigue y es interminable, extraña muchas veces, graciosa en otras. Algunas mamás reportan tener antojos no tan raros como Coca Cola, maní, sandwich de palta del mercado de la Piscina de Obrajes, pero no con tanta intensidad como los mencionados acá arriba.

¿Qué hacer?

Si tienes suerte, ella encontrará una forma de satisfacer su antojo sin tu ayuda ;ya sea la mamá, el hermano, la amiga, fulanita, pero alguien la ayudará a cumplir ese deseo. Cuentan que un chukuta con kivos convino con una empresa de radio taxi para que llevasen a su casa lo que su esposa les pidiese (a la hora que fuese). La cosa le salió salada, pero se libró del discurso del "no te importo" cuando hablamos de la imposibilidad de salir de la oficina para cumplir con esta "obligación".
Toma la cosa con seriedad. Desde un principio es bueno que reconozcas que es posible que ella no tenga control sobre esto y que cualquier cosa que digas que no lleve a la satisfacción del antojo puede y será utilizado en tu contra. 


Aprende de cada experiencia. Muy probablemente la primera vez que ella exprese un antojo, no la tomarás en cuenta. Cada mujer es un mundo, así que es posible que ella te diga muy calmadamente que le gustaría comer una empanada de queso con café y claro, tú interpretarás eso como una simple expresión de preferencia cuando en verdad puede que un antojo se encuentre agazapado detrás de tanta gentileza. Reconoce el patrón y prepárate para actuar.

Mantén un refrigerador abastecido y una lista de los lugares de comida rápida abiertos en la ciudad y las hora de atención de los mismos. Me tocó enterarme de tan graciosa manera que el Lydo Grill de la Perez Velasco abre toda la noche(aún lo hacen) y preparan milaneza picada. Por experiencias similares, otro papá chukuta tuvo la suerte de que don Plácido en la Av. Busch se queda algunas veces vendiendo sus famosas salchipapas hasta las 4 de la mañana. 

Mantén una buena relación con la suegrita. Hay muchos antojos que sólo podrán ser satisfechos por la buena mano de tu señora madre política, así que alístate para pedirle que los visite y prepare su "plato favorito".

Para terminar

No uses la lógica masculina en todo esto pues tu cerebro práctico no entenderá la razón de semejantes combinaciones (yo no las entiendo). Lo mejor que se puede hacer es tratar de satisfacerlos cuando sean genuinas y aguantar el aguacero si no se puede. Algunos han reportado que un buen desayuno y un abrazo al día reduce la cantidad de antojos significativamente. 

Recuerda que el antojo no toma prisioneros y a rogar para que cuando llegue nos agarre confesados.

Referencias

1. Revista Ciencia al Día de la Universidad del Valle de Cali, Colombia.

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